En este proceso revolucionario Orlando Araujo está más vivo que nunca

14.08.2013 15:29

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Así lo expresó su hijo Sebastián Araujo, quien destacó que fue un hombre militante, “implacable ante la venta del país y la falta de coraje de los políticos que lo permitieron y propiciaron”

Sebastián Araujo recuerda que si su padre viviera cumpliría hoy 84 años, pero no lo siente ausente: “Viviendo este proceso revolucionario, siento a mi papá más vivo que nunca, históricamente conectado con el momento que vive este país”.

“Mi papá fue un hombre militante, que asumió la ideología y la política de una forma muy plena, con mucha fuerza teórica y profundidad de conocimiento; que tenía unos niveles muy altos de exigencia consigo mismo”, así describe a Orlando Araujo, militante comunista y uno de los mejores escritores de la Venezuela del siglo XX, nacido en Calderas, Barinas en 1929 y fallecido en Caracas en 1987.

Son esas cualidades las que le indican, sin que le queden dudas, que su padre estaría hoy alineado en las filas de la Revolución Bolivariana: “Era un hombre de quien todos destacan su sencillez, y al mismo tiempo su carácter implacable ante la venta del país y la falta de coraje de los políticos que lo permitieron y propiciaron, así como ante la corrupción y la falta de ética”.

ARRIESGADO E IDEALISTA

Sebastián Araujo, vicepresidente de Ávila TV, es músico y periodista, profesión que Orlando Araujo también ejerció, con una valentía sobre la que llama la atención: “En su papel de periodista, por haber denunciado la existencia de pozos de la muerte en Lara, mi padre fue encarcelado en el Cuartel San Carlos por orden directa de Carlos Andrés Pérez, quien era en ese tiempo Ministro de Relaciones Interiores”.

“La militancia de mi papá fue muy intensa y muy sincera; siempre estuvo de frente con las causas de Chile y Nicaragua, de los comunistas venezolanos y al lado del pueblo”, acota, y expresa que “fue un idealista, un romántico en el sentido de querer cambiar las cosas en su país, en un momento muy difícil que le tocó vivir a una generación que tenía un arraigo muy profundo y preclaro con su tierra, gente de militancia política que sufrió mucho, que vio lo que no hemos visto nosotros y eso los fortalecía y creaba en ellos una concepción más pura de la realidad”.

CONVICCIONES CLARAS

Sobre su visión y sus convicciones políticas, Orlando Araujo, “lo dejó todo escrito y claro” destaca el músico y productor: “En cualquier obra de mi papá que se lea está su pensamiento político. Desde sus libros para niños, hasta en sus tratados sobre economía” .

“A través de su obra se lee su pensamiento político que derivaba de la historia: estudió las relaciones económicas desde principios de siglo, a partir de la economía petrolera. Y a partir de ahí fue decantando los hechos cruciales de nuestra historia del siglo XX.

La igualdad era un principio fundamental en el ideario político de Orlando Araujo, y eso se lo comunicó a su hijo y todos sus seres queridos: “Mi padre muere cuando yo apenas tenía 17 años. Pero el tiempo de vida que nos dio fue muy pleno, muy intenso. Durante ese lapso nos acostumbró a creer que las personas eran extraordinarias, sorprendentes, maravillosas. A través de esa primera noción que uno adquiere con el padre se crea una idea del mundo. La idea que él nos dio es la esencia de la igualdad”.

“Era un hombre de un mundo expresivo. Por su propia esencia, por su propia personalidad, por su carácter, nos comunicó de esa manera la idea que tenía de la normalidad en la igualdad entre la gente. El creía en la igualdad por su propia acción, por su propia naturaleza. He aprendido a entender eso con el tiempo. Entablaba conversación con facilidad con gente de mucho poder o con el hombre sencillo del pueblo”, rememora.

“Ese es uno de los rasgos de mi padre que yo admiro más cada día”, declara.

DOS CARRERAS SIMULTÁNEAS

Sebastián Araujo relata que “mi abuelo le dijo a mi papá cuando salió del campo para estudiar, que escogiera como carrera economía, para que tuviera una vida sólida, segura, económicamente. Le hace caso a su padre y se inscribe en Economía”.

Pero una semana más tardes, “se encuentra con su amigo Tommy Crema, quien había leído algunos ensayos suyos. Le dijo que se inscribiera en letras porque puede tener un gran futuro como escritor. Mi papá que no solo tenía la vocación, sino la necesidad de expresarse de esa manera. No lo pensó dos veces y se inscribió también en Letras sin que su papa supiera”.

Transcurridos los años y llegada la fecha en que le tocaba graduarse, prosigue su hijo “invita a mi abuelo para que presencie la graduación cum laude en Economía. Pero le pide a mi abuelo que se quede una semanita más, que le quiere dar una sorpresa. A la semana se gradúa en Letras, también cum laude”, reseña.

LA OBRA ESCRITA

“Mi papá era un creador, un artista íntegro, pero también, un economista profundo y un educador insigne que logró hacer todo a la perfección como el virtuoso que era. Me asombra como una persona que sabía tanto pudiera escribir con tanta sencillez al final de sus días”, resalta Sebastián Araujo.

“Pensaba que para destacar tenía que saber de todo y en cada ámbito hacer lo mejor que pudiera y derivó en un polifacético autor economista, poeta, ensayista y novelista que produjo más de 230 ensayos y otros títulos”, agrega.

Entre los trabajos de su padre, el periodista destaca como “los más conocidos: Venezuela Violenta (1968), Operación Puerto Rico sobre Venezuela (1969), Compañero de Viaje (1970), recientemente editado por el Fondo Editorial Fundarte Manuel Vicente Pata Caliente (1971). Y también se destacó como ensayista”.

Orlando Araujo se desempeñó como profesor Titular de la universidades de Carabobo y Central de Venezuela. Trabajó como periodista y fundó la revista El Mes Económico; fue jefe de redacción del diario El Venezolano, Director de La Extra y co-director del Semanario Qué pasa en Venezuela, encarte de la revista Deslinde, del Partido Comunista de Venezuela.

HEREDERO Y PERSONAJE

“Pienso que para que se recuerde a mi padre, nadie podría hacerlo mejor que sus libros”. Sebastián Araujo comenta que estas palabras las dice como destinatario de una obra muy hermosa escrita por Orlando Araujo, que se titula “Cartas a Sebastián para que no me Olvide”, publicada por Monte Ávila en 2007, y reeditada por el Centro Nacional del Libro (Cenal).

Texto/Mercedes Aguilar
Foto/María Isabel Batista y cortes