Hoy se cumplen 200 años de su carta a Sir Richard Wellesley Bolívar sabía que la independencia necesitaba una diplomacia capaz de ganar aliados internacionales

14.01.2014 14:56

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Desde Trinidad, gobernada entonces por los ingleses, salió la orden de hundir cualquier barco con bandera tricolor, a lo que el Libertador respondió con una comunicación en la que expuso que a Gran Bretaña le convenía la emancipación de Nuestra América

Así como el comandante Hugo Chávez se esforzó por impulsar un nuevo orden en Nuestra América que la ubicara con voz propia en del tablero estratégico de los interlocutores globales, es inobjetable el intento del Libertador de colocar la guerra de independencia de cada uno de los países de nuestra región -pequeños si se les ve por separado- como una confrontación de carácter internacional, entre una sola región y un imperio.

Expresión de esa visión global del del Libertador, es la carta que envió a Sir Richard Wellesley, ministro de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña, el 14 de enero de 1814. Para ese momento, Inglaterra sostenía su alianza con España en la guerra contra el ejército imperial de Napoleón, quien, si bien había sido derrotado en la Península Ibérica en 1813, se mantenía en otros frentes, combatiendo contra Rusia, Prusia, Suecia, Austria y el Reino Unido. Por lo tanto, para Bolívar resultaba importante convencer al exjefe de la diplomacia británica, de las razones que tenían nuestros pueblos para alzarse en armas por su independencia frente a España.

Ambos se trataron en 1810, cuando el caraqueño viajó a Londres integrando la Misión Diplomática de la Junta Suprema, y Wellesley aún era Canciller. Hermano de Arthur Wellesley –futuro Duque de Wellington del futuro, quien en 1815 habría de vencer a Napoleón Bonaparte en Waterloo–, integraba una familia con influencia en el Parlamento y círculos de opinión ingleses. Además, antes de ingresar al gabinete inglés había ejercido como embajador, en España.

Bolívar comprendía lo importante de convencer a Wellesley de que a su país le convenía respaldar a los patriotas americanos frente a España. Recuérdese que la Corona británica contaba con posesiones el Caribe, Jamaica, Saint Thomas y Trinidad y otras, y cuyas autoridades mostraban hostilidad extrema frente a los independentistas, y se llegó al punto de que el gobernador de Trinidad por poco expulsa a Santiago Mariño, mientras este preparaba la expedición de Chacachacare en 1813, y Maclean, a cargo de Saint Thomas, en mayo de 1814, dio orden de echar a pique a un buque venezolano si este izaba el pabellón tricolor. Y en vista de ello, le escribe al Canciller británico para expresarle el sentido real de la revolución independentista.

PORMENORES DE LA CARTA

Al inicio de su epístola a Wellesley, el Libertador apunta: “Siempre he conservado en mi memoria el encargo con que Ud me urgió al separarme de esa capital, manifestándome un vivo interés por conocer los acontecimientos de esta parte del mundo, que empezaba a vivir una revolución filantrópica”, y hace una sucinta caracterización de la “revolución que se ha propagado en las demás regiones de la América”.

Bolívar procura despejar cualquier duda sobre los propósitos que guiaban a los independentistas de Suramérica “Yo ejerzo el poder supremo. Yo protesto sin embargo a Ud que no son mis miras elevarme sobre mis conciudadanos. Ansío por el momento convocar una representación del pueblo, para transmitir mi autoridad”.

Respecto a su hermano Arthur, le comunica el “sincero júbilo por los triunfos inmortales del gran lord Wellington”.

INDEPENDENCIA CON ALIADOS

La carta a Wellesley responde a la visión que tuvo Bolívar desde el comienzo mismo de la guerra, como se evidencia en la ‘Memoria dirigida a los ciudadanos de la Nueva Granada por un caraqueño’, conocida como Manifiesto de Cartagena, del 12 de diciembre de 1812. En ese documento, pone de relieve el significado de las relaciones internacionales en el diseño de una estrategia que articula elementos disímiles dentro de la guerra de independencia de un pueblo sometido a una potencia colonialista

Conforme con ello, hará un gran esfuerzo por restarle a España apoyos en terceros países y en la opinión pública mundial. Y buscará aliados internacionales. Tales eran, a grandes rasgos, los objetivos que desde temprano guiaron la actuación diplomática del Padre de la Patria.

Comunicación del Libertador al Ministro de Relaciones Exteriores de la Gran Bretaña, en protesta por la ofensa infligida En la isla de San Thomas a los agentes diplomáticos de Venezuela

Excmo. Señor Ministro de Relaciones Exteriores del Gobierno de S.M.B.

Buscando en la presente revolución de la América el objeto de los pueblos en hacerla, han sido estos dos: sacudir el yugo español, y amistad y comercio con la Gran Bretaña. Venezuela al mismo tiempo hace transportar lejos de sus playas a los gobernantes que la oprimían, y envía diputados para presentar al Gobierno de la Gran bretaña sus votos por obtener su amistad y las más estrechas relaciones. El nuevo Gobierno, aún en la embriaguez de aquellos primeros días de libertad, concede exclusivamente en favor de la Gran Bretaña una rebaja de derechos para su comercio, prueba irrecusable de la sinceridad de las miras de Venezuela. Tiene, pues, V.E. la resolución de América expresada en sus dos primeros actos, sacudir el yugo español; y amistad y comercio con la Gran Bretaña.

El mismo carácter distingue la misma revolución que se ha propagado en las demás regiones de la América. todas han hecho ver que reconocen sus verdaderos intereses en esta separación de la España y en esta amistad con la Inglaterra. la primera medida es dictada por la naturaleza, la justicia, el honor y el propio interés; aspiramos a la segunda confiados en la generosidad de la nación británica, en el augusto carácter de su Gobierno y los recíprocos intereses de uno y otro pueblo.

La Gran bretaña debe, pues, estar demasiado satisfecha de los pueblos de la América que por la misma libertad no han formado votos, sin formarlos al mismo tiempo por obtener su amistad. Ella parece que debe ser sensible a testimonios tan manifiestos; testimonios que apoyados por la justicia aun cuando no hablara el propio interés, comprometen el honor de una Nación noble y grande a auxiliar poderosamente nuestros esfuerzos”. (Palacio de Gobierno de Caracas, 10 de junio de 1814).

T/ Néstor Rivero/Politíca
I/ Cortesía