Ricardo Proaño, el caballero del periodismo yaracuyano

27.10.2016 20:06

Ricardo Proaño, el caballero del periodismo yaracuyano

 

Él sólo evocó en contadas ocasiones los recuerdos de su suelo natal, Ecuador, pues la realidad fue que se enamoró de Yaracuy, de San Felipe y aquí sembró sus raíces y formó a sus hijos para disfrutar luego del ramillete de nietos y bisnietos yaracuyanos, hasta que a los 93 años cumplidos, en la mañanita del 27 de octubre de 2016 dejó de respirar el fresco aliento del Chimborazo para dejarse cobijar por siempre con el manto de San Felipe, la tierra que más amó.

Raúl Freytez

Ricardo Proaño Brunis, hizo de Yaracuy y San Felipe su hogar, el lugar donde formó a su familia y vio crecer a sus nietos y bisnietos, siempre enamorado de la letras, del periodismo y de la vida.
Ricardo Proaño Brunis, hizo de Yaracuy y San Felipe su hogar, el lugar donde formó a su familia y vio crecer a sus nietos y bisnietos, siempre enamorado de la letras, del periodismo y de la vida.
 
 
Las letras de Ricardo Proaño tenían un profundo sentido de identidad con el suelo que lo recibió con los brazos abiertos para ejercer el periodismo.
Las letras de Ricardo Proaño tenían un profundo sentido de identidad con el suelo que lo recibió con los brazos abiertos para ejercer el periodismo.

 

El caballero del periodismo

Si el viento tuviera edad, esa misma tendría Ricardo Proaño Brunis, pues fue un superviviente a capa y espada contra el tiempo, y como un hidalgo de las novelas de Alejandro Dumas, él, igual que esos personajes de novela, mostraba con orgullo el morral de años que en vez de pesarle, lo llevaba con arrogancia y estilo, ataviado de flux, corbatín y bastón, combinado y elegante en sus palabras y gestos de gran señor. Y así le conocimos como el caballero del periodismo yaracuyano.

Manuel Ricardo Proaño Brunis fue su nombre de pila, pero debido a la fortaleza que tuvo para afrontar grandes peligros, sus hijos, tan bromistas como él, lo llamaban Bruce Willis, en honor al veterano actor estadounidense que popularizó la película "Duro de matar", pues en 1974, tiempo en el que laboró para El Diario de Caracas, lo atropelló un carro y le produjo una gran herida en la cabeza y fractura de una pierna. Luego en 1994 una severa arritmia cardíaca obligó a que lo internaran en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), del Hospital Central Plácido Daniel Rodríguez Rivero, de San Felipe. Poco tiempo después le diagnosticaron cáncer en las cuerdas vocales, por lo que casi perdió la voz. Y en febrero del año 2009 le operaron varios coágulos en el cerebro y quedó tan bien que luego de un mes llegó de improviso a la fiesta de cumpleaños de uno de sus hijos (Lucho), y allí demostró una vez más sus dotes de bailarín y galán.

En alguna ocasión, entre brindis y bohemia, guitarras y canciones, Alberto Puche (QEPD), José (Pepe) Proaño, Francisco Bolívar, Miguel Gutiérrez, Israel Jiménez, Francis García, Raúl Gutiérrez y Argenis Sequera Herrera, entre sus muchos amigos, le oímos entonar los versos de su tierra, Ecuador, que interpretara Pepe Jaramillo: “Yo nací en esta tierra de las bellas palmeras,/ de cristalinos ríos, de paisaje ideal,/ nací en ella y la quiero y por ella aunque muera,/ la vida yo la diera”, pero la realidad siempre fue que él sólo evocó en contadas ocasiones los recuerdos de su suelo natal, pues la verdad es que se enamoró de Yaracuy, de San Felipe y aquí sembró sus raíces y formó a sus hijos para disfrutar luego del ramillete de nietos y bisnietos yaracuyanos, hasta que a los 93 años cumplidos, en la mañanita (5:30am), del 27 de octubre de 2016 dejó de respirar el fresco aliento del Chimborazo para dejarse cobijar por siempre con el manto de San Felipe, la tierra que más amó.

De esas vivencias quedó la siguiente crónica redactada por la periodista Noriko Machado, donde podremos conocer al artista, al letrado. Ricardo fue músico, poeta, escritor, buen bailarín, y periodista. (RF)

Ricardo Proaño, pluma y lira

El lugar prefrerido de su casa era la biblioteca donde tenía su oficina, para recibir a los amigos y asesorar a las nuevas generaciones de periodistas yaracuyanos.
El lugar prefrerido de su casa era la biblioteca donde tenía su oficina, para recibir a los amigos y asesorar a las nuevas generaciones de periodistas yaracuyanos.

 

Noriko Machado / Fotos: Orlando Guevara

 

Ricardo Proaño Brunis, nació en tierras ecuatorianas el 18 de agosto de 1923, en Guayaquil, capital de la provincia de Guayas; fruto del amor de Manuela Brunis y José Ricardo Proaño González, y logró mantenerse como uno de los más antiguos pero constantes y talentosos periodistas del país, ejerciendo en la mayoría de los medios de comunicación social: Radio, prensa y televisión.

Su pasión por la literatura y escritura comenzó desde muy temprana edad. Eso lo ayudó a ganar en la escuela varios premios por cuentos de su autoría. Uno de ellos fue Campanadas Elocuentes, que narra la historia de una muchacha humilde que se ganaba la vida limpiando casas. El relato cuenta que un día su patrón la ultrajó, y ella al decirle a su padre generó en él un deseo de venganza y muerte, que sólo neutralizó el toque de las campanas de una iglesia cercana.

La pluma y el papel

En sus primeros años obtuvo varios reconocimientos por su habilidad con la pluma y el papel, pero un factor clave lo alejó de su desarrollo integral como reportero: La inexistencia de facultades de periodismo en Ecuador. Eso lo indujo a estudiar Derecho durante un año completo, que luego abandonó para seguir trabajando en las letras y la comunicación social, sus dos grandes pasiones.

Después se embarcó en un viaje de Ecuador a Venezuela. Aquí formó una familia numerosa de donde surgieron profesionales, sastres, educadores y artistas en Victoria Mercedes (Nena), Jose Ricardo (Pepe), Zoila Gloria, Sixto Ricardo, Martha Isabel (Poyoto), Luis Felipe (Lucho), Zaida María, Roberto, María Graciela (Chela), Richard e Igor Federico, con una tercera generación de 25 Nietos y una cuarta de 15 Bisnietos.

Desde su arribo al país en el año 1947, y una década más tarde fundó Radio Periódico de Yaracuy, donde antes sólo se leían las noticias publicadas en los diarios. Según dijo, alentó a sus iguales a dedicar mayor pasión en lo referente al periodismo, incluso creó un editorial sobre temas de interés general.

Ejerció el periodismo por más de 60 años, convirtiéndose en una importante figura yaracuyana inmersa en el mundo de los escritos, en especial la narrativa y la crónica. Fue locutor, actor de radio teatro, radio novelas, y uno de los mejores cantantes de su época, sinónimos de su indiscutible talento que quedará como legado para las generaciones de relevo.

Mi paso por el periodismo radiofónico fue extenso. Trabajé en diferentes medios de comunicación radial, tal como Radio Continente, Rumbos, Popular de Maracaibo, Nacional y Espejo, entre otras. Recuerdo que en ese tiempo usábamos micrófonos unidireccionales de carbón, en unas grabadoras de gran tamaño. Se hacía difícil obtener el sonido pero las captaba. Las grabaciones se pasaban a discos de 33 revoluciones por minuto (RPM), los conocidos vinilos, pero también las habían en cintas y cable”, apuntó Proaño Brunis.

Su paso por la radio fue de la mano con la escritura, pues como protagonista de radio teatro y radio novelas, le tocó idear importantes libretos de obras, que tuvieron a más de uno “enganchados” por los acontecimientos que surgían en cada capítulo. Confesó haber actuado con muchos periodistas de renombre y que por fallas de memoria no logró recordar. Aun así, manifestó haber compartidos experiencias con grandes figuras del medio periodístico yaracuyano como Cruz Ramón Galíndez, a quien mostró respeto y admiración por su estilo y ética profesional.

En alguna ocasión comentó: “Soy el único periodista en ejercicio desde mi hogar. Así de larga ha sido mi trayectoria, pues jamás abandoné las letras, ni ellas a mí. Tampoco me he apartado de los medios, ellos se han apartado de mí. Puedo decir que de todo lo que viví, agradezco en primer lugar a los que me ayudaron a ser quien soy ahora, y a quienes fueron mis oyentes por haberme dado su preferencia y entender el mensaje que quise expresar”.

Ricardo Proaño: Uno como periodista debe ser respetuoso, es nuestro deber y obligación. Si fallamos, les fallaremos a nuestros seguidores”.
Ricardo Proaño: Uno como periodista debe ser respetuoso, es nuestro deber y obligación. Si fallamos, les fallaremos a nuestros seguidores”.

 

Periodismo con dignidad

Muchos identificarían cambios palpables en el periodismo que se ejercía en otras épocas al de hoy, pero no Proaño Brunis, quien enfatizó en que sólo las transformaciones se debieron a la cantidad de nuevos medios de comunicación que se crearon hasta llegar a la era digital, apoyado por la globalización.

Como profesión encuentro pocas diferencias, tal vez que hay más ramas: de opinión, informativo, televisivo, y en muchas de ellas trabajé. Creo firmemente que se mantiene la misma dignidad y responsabilidad para no desacreditar a alguien, esto por la facilidad en como uno se expresa al hablar, escribir o proyectar imágenes. La ética viene con el ser humano. Uno como periodista debe ser respetuoso, es nuestro deber y obligación. Si fallamos en eso estaremos mal ante nuestros seguidores”, destacó.

Pese a que nunca se graduó como licenciado en Comunicación Social, su vasta experiencia le antecede y es un referente de la vieja escuela, donde lo que más “importaba” era la pasión que le impregnaba cada reportero al trabajo diario”. Proaño viene de la época de la Asociación Venezolana de Periodistas (AVP), ahora conocida como el Colegio Nacional de Periodistas (CNP), que reunió a los comunicadores de nuestro territorio.

“Tengo una anécdota de cuando reuní todos mis papeles y me dispuse a sacar la licenciatura en Comunicación Social. En ese momento hablé con uno de los directivos del CNP en Trujillo, sobre mi intención de formalizar mi carrera, a lo cual me dijo muy tajante: “¿Usted como que es pendejo?, muchos quisieran tener su conocimiento y experiencia en los medios. Déjese de vainas’. Ahí entendí que ya mi nombre tenía peso para los demás, y eso es valioso”, expresó.

Pero el entusiasmo y la dedicación a tiempo completo por el mundo de la comunicación e información, aparte de laureles profesionales, premiaciones y reconocimientos, dio frutos muy ligados a sus hijos, dos de los cuales han seguido sus huellas en el periodismo: Zaida Proaño, fundadora de Radio Prisma junto a su esposo, el también comunicador social Carlos “Negro” Castillo, así como Igor Federico, el menor de sus hijos con quien pasó los últimos meses de su vida, reportero gráfico y estudiante de comunicación social, quienes como él se han dedicado con pasión a este noble e interesante oficio.

Tanto para sus hijos, como para las personas que apenas incursionan en este modo de vida, les aconsejó mantener por encima de todo el sentido de responsabilidad hacia quienes reciben el mensaje, y laborar dignamente obviando cualquier intención de ofenderlos.

Una familia numerosa, hijos, nietos y bisnietos, muchos de ellos artistas, periodistas, sastres, docentes, profesionales en diversas áreas del conocimiento, forjó Ricardo Proaño Brunis.
Una familia numerosa, hijos, nietos y bisnietos, muchos de ellos artistas, periodistas, sastres, docentes, profesionales en diversas áreas del conocimiento, forjó Ricardo Proaño Brunis.

 

 

Jamás dejó el ejercicio periodístico

En un momento dado, Proaño sufrió un fuerte malestar de salud que amenazó por convertirse en un terrible cáncer. Padeció una molestia en la garganta, que lo obligó a consultar a su médico. Éste le recomendó hacerse un tratamiento intensivo que después le afectó las cuerdas vocales y por ende su estilo de vida. Pasó de ser un dedicado locutor, actor de radio novelas, maestro de ceremonias y cantante, a aminorar el ritmo en contra de sus deseos.

Mi salida de los medios se debió en parte a mi edad y al haber perdido la voz. Ya no era igual que antes. Yo cantaba bien y tenía influencias de la música argentina, venezolana y del Caribe. De hecho, mi atracción principal por esta tierra fue el tema Sombra en Los Médanos de Rafael Sánchez López. Pienso que no me he apartado totalmente de los medios, ellos se han apartado de mi, y es una realidad que le tocará vivir a muchos colegas en mis condiciones”, subrayó.

Ricardo Proaño Brunis en dos facetas de su vida, en 1952 y en 2016, periodista hasta el último aliento.
Ricardo Proaño Brunis en dos facetas de su vida, en 1952 y en 2016, periodista hasta el último aliento.

Periodista hasta el último aliento

Aunque -en retrospectiva- vio con sentimiento cada paso que logró en su carrera, estuvo consciente de lo necesario de abrir el camino para los nuevos periodistas con ánimos de progresar, y que sienten la misma curiosidad y energía de cuando sus años mozos. Recalcó que sería ilógico competir con ellos, por tanto prefirió continuar su labor desde casa, donde está abocado a un nuevo libro que recopilará sus entrevistas y material periodístico, para todos los interesados.

Desde muy joven se dedicó al ejercicio del periodismo: “Defendí, defiendo y defenderé el ejercicio de la comunicación libre. Es una de las profesiones más bellas del mundo y siento que no me equivoqué al elegirla. Pude ser abogado, pero debía decidir qué rumbo tomar: O servir a los poderosos y ricos, o estafar a los pendejos. Definitivamente no era lo mío. Por eso, ejerceré hasta donde el cuerpo aguante, y ayudaré a consolidar cualquier cambio que sea necesario en beneficio del periodismo”, finalizó.

Fuente/Biacora del Cronista/Raul Freítez