Angelino Santana: Anomalías sociales ¿Firmar o no firmar? (Opiniòn)

15.04.2015 13:09
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Por Angelino Santana

Quiérase o no, nuestro país está dividido en dos polos que se han transformado en radicalmente opuestos. Y digo  se han transformado,  porque no necesariamente debió ser así. El hecho de disentir, no debe ser razón para radicalizar una posición o punto de vista.

La radicalización es lo que nos ha transformado en idiotas que no dan cabida a otra forma de pensar que no sea “exactamente” igual a la nuestra, puesto que pudiera ser distinta en algunos ángulos, más similar e incluso igual en otros. No, es así o eres ignorante, estúpido, alienado y pare de contar.

El hecho es que, por más que defendamos nuestros puntos de vista, no somos dueños de la verdad, nadie lo es. Es más, la verdad puede ser incluso relativa y pretender que no tiene nuestro argumento alguna posibilidad de error, pues es simplemente un sublime acto de insensatez.

Pero incluso la insensatez tiene un límite, o debería tenerlo, y ese límite se presenta cuando la razón para hacer o no algo, va más allá de ti, más allá del dinero, más allá del color político, cuando ese límite compromete la historia, la familia, las generaciones de sangre entregada y las de sangre por entregar.

Es la insensatez que no le importa comprometer a la madre, al hijo y sobre todo el honor. Es la insensatez que escribiría un artículo con un título (en este caso gancho periodístico) tan increíblemente vergonzoso…

¿Firmar o no firmar?... por Dios! ¿En qué cabeza cabe siquiera hacerse esa interrogante? Decir mi punto de vista pudiese ser muy fácil, en fin, es mi opinión y nadie tiene por qué hacerla suya, por eso, se los diré de otra manera algo más ilustrativa: Imaginemos un hogar en donde existen diferencias entre sus miembros  y estas diferencias en algunos casos son muy fuertes, al punto de agresiones verbales y hasta físicas

 En fin, situaciones al parecer irreconciliables. ¿Las razones? Diferentes puntos de vista, rivalidad política e incluso deportiva, pero además, a veces son los factores externos los que más influyen; el chisme, los malos consejos, los intereses de terceros de obtener beneficio de estas disputas… Es todo un trauma con el que la familia tiene que lidiar cada día y así lo hace, en fin, es la familia.

Pero un día, llega a casa un conocido nuestro, una de esas personas “ilustradas” que se la saben todas y al conocer a nuestros problemas, pues decide unilateralmente tomar las riendas del hogar, agredir a una de las partes en conflicto e imponer las normas que considera necesarias, por las buenas o por las malas. Esto, incluso beneficiando a una de las partes en conflicto, generaría una respuesta unánime más o menos así: ¿Cómo es la vaina?!!! ¿Tú vas a venir a mi casa, joder a mi familia y a dar órdenes de paso?¿Quién carajo te crees? Con mi familia no te metas! Y acto seguido, como mínimo, le mostraría la puerta de salida despidiéndolo con un: Y por aquí no vuelva más! nuestros problemas los resolvemos nosotros!

Si en Venezuela fuese una especie de Francisco Franco, Pinochet o Stronner quien gobernara en dictadura y si yo fuese un guerrillero, feroz enemigo de dicha dictadura, se presentase una situación similar y El Dictador hipotético plantase cara ante una agresión del calibre que ha tenido el irrespetuoso Obama, pues bajaría a toda carrera desde las montañas a estampar mi firma y  ofrecer mis armas para defender el país. Otra asunto seria después, pero en esa particular situación, POR SUPUESTO que cuando mínimo, firmaría en contra de tal agresión.

Mi firma no detendría ni detendrá bala alguna del enemigo, pero al menos mi honor y mi amor a esta generosa y abusada patria no quedaría en vergonzoso entredicho ante mis paisanos y el mundo.

Bolívar, José de San Martin, Páez, Santander, Miranda y quien sabe cuántos más, tuvieron enormes diferencias durante la época independentista, brutales diferencias en algunos casos (igual que en la Venezuela actual) pero, imaginen que en lugar de mantenerse unidos por la causa de la independencia hubiesen decidido unirse al enemigo. De haber sido así, aun seriamos una colonia española, al igual que el resto de nuestra América.

No, no se trata de ser chavista o antichavista, se trata de ser VENEZOLANO. Demasiada sangre ha sido derramada sobre esta tierra para que hoy podamos caminar por ella en libertad, como para a última hora entregarla con tan burda excusa como lo es que no nos guste el gobierno de turno. Eso, eso lo debemos resolver en las urnas, pero no en las que necesitaríamos para los cadáveres que nos dejaría una invasión, si no en las urnas electorales.

Pero todo este asunto no solo envuelve insensatez, también hay una gran dosis de ingenuidad. ¿Que si el asunto es contra 7 personas únicamente? ¿Cómo así? Quiere decir que 7 personas son “una amenaza inusual y extraordinaria” para el país con el mayor poderío bélico del planeta? ¿Nuestro petróleo y riquezas nada tienen que ver en el asunto? Caramba…

¿Ingenuo al pensar que nos invadirían? Ingenuos fueron Irak y Libia (entre otros) al pensar que no lo harían y ahí están los resultados…

Puede ser cierto que todo este asunto nos haya hecho dejar de lado los graves problemas que nos aquejan, es cierto, pero, ¿No es más que justificado que así sea? ¿Voy a perder tiempo peleando con mi familia cuando la amenaza viene de afuera y lo que  está en riesgo es el hogar?

Ver a los diputados de la MUD levantando la mano y decir casi con orgullo “No firmo!” me causa una absoluta indignación y vergüenza ajena… Acaso su coeficiente intelectual o al menos su dignidad no les daba para decir algo más o menos así: “La firma para mi país y la puñeta para ti!”. De esa manera, al menos su dignidad no quedaría en tela de juicio, dejarían en claro su posición de opositores del gobierno ante el pueblo y no darían el terrible mal ejemplo de desarraigo y anti patriotismo que lamentablemente muchos han seguido, solo por imitarlos…

La sola sospecha, una mínima insinuación, incluso el más ingenuo chisme que nos asome la posibilidad, aunque sea remota, de una intervención extranjera, de cualquier país, es suficiente razón para estar alertas y más aún si viene de un país que parece haber transformado las intervenciones bélicas en una especie sangriento y lucrativo hobbie…

Este trance que vivimos pudo ser una inusitada posibilidad de dejar de lado nuestras diferencias y unirnos para defender la patria, y luego, tal vez, pudiésemos trabajar unidos por Venezuela, en lugar de esta guerra político-económica en donde todos perdemos. Pero para eso hace falta voluntad y al parecer no la hay, por más que se cacaree…

 

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