Angelino Santana: Lo cortés no quita lo valiente "El efecto Yuton" (Opiniòn)

05.07.2015 20:49
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Por Angelino Santana   para Notiyaradidigital.com

 

Hace ya algún tiempo tenía la intensión de escribir sobre este fenómeno, sin embargo, no le hallaba el titulo apropiado. El planeta Yuton, Realidad paralela y otros tantos nombres me vinieron a la mente. Si bien todos ellos encajan en lo que quiero hacer referencia, no fue hasta conversar con mi compadre y amigo Edinson Figueroa, funcionario jubilado del Inces Yaracuy, que llegó a nosotros el recuerdo del Efecto Metro que se asemeja mucho.

Si, nos referimos al sistema de transporte Bus Yaracuy.

Abordar una de estos vehículos, es como… si, como transportarnos a una realidad paralela. Unidades pulcras, con aire acondicionado, música agradable a un volumen ideal, chofer amable y respetuoso que se estaciona en la parada como debe ser, que no arranca la unidad hasta tanto los pasajeros estén sentados. Pero hay algo más, algo que es una consecuencia de lo anterior; rostros amables, pasajeros sonrientes y calmados, conversaciones amenas entre los usuarios. En fin, es un servicio “de lujo” a precio económico. Nada que envidiarle a una unidad de transporte de cualquier país europeo desarrollado.

Pero hay más. Unidades nuevas al servicio de la comunidad no es una novedad, ya se ha visto en otros gobiernos. Lo extraño, afortunadamente extraño, es el hecho de que aún no estén destrozadas, chocadas, con los asientos rayados con poesía no tan poética… Esto, sin duda, marca una gran diferencia con respecto a  todo lo visto antes en materia de transporte en nuestro estado.

Pero lo extraño ni siquiera termina allí. ¿Saben ustedes quien dirige este sistema de transporte, Claro está, además del gobernador?, no, ¿verdad? Debo confesar que tuve que recurrir al pana Google para conocer, al menos por fotografía y nombre, a la persona que ha mantenido tan óptimo y eficiente este servicio desde un bajo perfil. Es un joven de nombre Luis Muñoz. Felicitaciones y un merecido aplauso a todos los responsables de tan buen servicio, para lo cual solo solicitaríamos más rutas y más unidades que nos libren de esa otra infernal realidad paralela de las busetas.

Pero este artículo no trata de una “jaladita” al gobierno ni mucho menos, (no es mi estilo) trata del hecho de cuan mezquinos podemos llegar a ser a la hora de exaltar las cosas bien hechas, lo positivo, lo que funciona…

Esta negativa a reconocer lo que está bien y el empeño de empaquetarlo con lo que está mal como si fuese un todo, tiene terribles consecuencias.

El premio al artista es el aplauso. El simple hecho de ponernos de pie y golpear la palma de nuestras manos de forma sonara y entusiasta, es lo que anima al poeta, al actor, al músico, a seguir creando cada día con más entusiasmo y pasión. Este hecho no es diferente en el resto de las acciones de nuestra vida; El abrazo de un hijo por el amor que le profesa un padre, la sonrisa de una dama cuando le facilitamos nuestro asiento, o el aplauso que hoy he querido brindarles a los responsables de Bus Yaracuy.

El reconocimiento invita a seguir mejorando, a enorgullecerse de lo que hacen y a competir por ser los mejores. En tanto, el silencio, la indiferencia y ese empaquetamiento junto a lo malo de lo cual a veces no son responsables, pues desanima al punto de que estas personas que pudieran estar orgullosas gracias al aplauso, pues lleguen a autoconsiderarse “pendejos” por hacerlo bien donde la mayoría lo hace mal…

Aplaudir un servicio como el de Bus Yaracuy, quien sabe, tal vez pudiera ocasionar que un día, al abrirse las puertas de una unidad de estas, pues la frescura, la música, la amabilidad y el respeto que se vive en ellas, pudiese invadir la parada, las calles, los comercios, la gente… ¿Y por qué no? Si se puede allí dentro, ¿Qué impide que se pueda afuera?

El servicio bancario merece una pita, pero esa o ese cajero que lo hace bien a pesar de, pues ¿por qué no aplaudirlo? Las damas que atienden en el poder popular, (me refiero hoy día, hace tres años salía uno de allí con ganas de llorar…) pues merecen un aplauso por su trato amable. La joven que envía mensajes de texto mientras tu esperas con desesperación en el registro, pues una pita para ella, pero un aplauso al joven que se acerca preocupado a preguntarte: “En que podemos ayudarlo”. Los directivos de las Aldeas Universitarias, (con algunas excepciones) más que una pita, merecen ser destituidos, pero esos estudiantes que a pesar de éstos, lo hacen bien, se esfuerzan por mejorar y poner en alto su alma mater, pues merecen un fuerte aplauso.

En fin, debemos comenzar a separar lo bueno de lo malo, esté donde esté, sin importar su color de piel o político. Se trata de conservar lo que está bien y exaltarlo cada día y, por supuesto, criticar con dureza lo que está mal, pero para eso no hace falta escribir un artículo, pues en eso, al parecer somos unos auténticos expertos…

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