Angelino Santana: La maldición de los colores (Opinión)

24.01.2015 00:14
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¿Debo partirme en dos?

Por Angelino Santana, Comunicador Social

 

            ¿Azul o rojo?... ¿Verde o blanco?... ¿Tricolor tal vez?... Otrora, la definición se reducía a bueno o malo.

            La irracionalidad político-partidista  nos ha llevado a unos extremos que no dejan de sorprenderme y de lo que debo hacer una reflexión, aun a riesgo de que esa misma irracionalidad me condene por traidor, vende patria, escuálido o pitiyanki desde el “hemisferio rojo” o pata en el suelo, tierrúo, ignorante, foca y muerto de hambre si proviene de “azul-landia”.

            El hecho es que, decir la verdad nos enfrenta irremediablemente frente a una especie horda de franelas, al puro estilo del KukluxKlan (excepto por la vestimenta), pero en este caso azul o roja, según quien se pudiese sentir aludido. Y si bien no nos cuelgan, queman vivos o matan a palos (por ahora), las represalias pueden llegar a ser considerables contra todo aquel que no le gusta la idea de estar “embojotado” cual hallaca en una especie de masa política que no permite pensar y cuyo único destino es ser amarrada, enfriada, luego calentada para luego ser devorada y siendo lo único que puede escoger a la hora de su fin, es el color del comensal…

            ¿Son abominables, criminales, ignorantes todos los de un color u otro? O para ser más claros, ¿son los “chavistas” o los “escuálidos” una especie que debería extinguirse, ser fusilados o exterminados? Y lo digo de esa manera, porque aunque parezca exagerado, no lo es. Esos son los términos que escuchamos a diario de ambos bandos.

            Pues bien, están de suerte! Hoy, por el poder que me conceden las letras, ¡hágase vuestra voluntad!... ¿Y qué tal? Como se siente el resultado? Hagamos un breve análisis de lo que sucedió en el preciso instante en que su más anhelado y vociferado deseo se cumple:

            Algunos de ustedes desearon que el fin de sus “terribles” enemigos fuese de lo más cruel, ¡tal como se lo merecen! Y así pues, ardieron vivos, les cortaron la lengua, los desangraron hasta verlos morir con sádico placer… otros, tal vez solo desearon que “desaparecieran para siempre”… Bingo!

            Ahora hagamos una estadísticade las bajas… ¿Quienes murieron atrozmente o simplemente desaparecieron PARA SIEMPRE?

            Nuestros hijos… nuestros padres, nuestra pareja, el señor amable de la bodega, el compadre, el mendigo de la calle con franela de color, el genio, el profesor, el campesino que ordeñaba su vaca al amanecer, ahora no existe, la vecinita linda que tanto me gustaba, pues ardió en llamas…

            Cada hogar, cada familia es un mundo y afortunadamente, aun se puede disentir, ser libre sobre nuestras tendencias, ideología, religión. Podemos ser del Caracas, Magallanes o La Guaira. Podemos ser Chavistas o Anti chavistas, adecos, copeyanos o tricolores y de hecho, en cada hogar, vecindario y/o comunidad podemos palpar que es así!

            La “colorización” de la razón nos ha llevado a pensar que todo aquel de “color” distinto, pues es nuestro enemigo. Pues siendo así, vivimos, cuidamos y protegemos a ese “enemigo” pues es nuestra familia, amigos, compadres vecinos…

            Hablamos de “exterminarlos” ya sea de manera literal o metafórica, para poder construir el país que queremos, sin darnos cuenta que el esfuerzo, dinero y tiempo que utilizamos con ese irracional propósito, daría para hacer de Venezuela, el mejor de los países tres veces…

            Cuando vuelvas a pensar en acabar con los chavistas, los escuálidos, los rojos o los azules, mira atrás, observa a tu familia, amigos, vecinos y reflexiona si es eso lo que realmente quieres y si no es así, pues no queda de otra que trabajar en equipo, que a juicio de este humilde servidor, es la única vía inteligente, racional y sobre todo, lógica. ¿O debemos partirnos en dos?

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