Si la vagina no está generando la lubricación necesaria para que el acto sexual resulte placentero y no lesivo, es probable que se esté sufriendo un episodio de resequedad vaginal.

La sexóloga clínica Charley Ferrer, directora del Instituto del Placer de Nueva York, afirma en una publicación digital, que éste problema- que puede obedecer a razones de tipo psicológico o fisiológico- afecta aproximadamente a 8 de cada 10 mujeres premenopáusicas, y a un porcentaje más alto de mujeres en edades posmenopáusicas.

Por otro lado, algunos casos de resequedad vaginal pueden estar asociados a circunstancias emocionales (depresión, vergüenza, miedo, bajo deseo y anorgasmia) que impiden una efectiva respuesta sexual en la mujer, o a una estimulación erótica deficiente para que las glándulas de bartolino, ubicadas a cada lado de la abertura vaginal, exuden la lubricación necesaria para el acto sexual.

Tratamientos disponibles

“El tratamiento convencional contra la resequedad vaginal, depende de la causa. Algunas se palían con el uso momentáneo de geles lubricantes, pero otras requieren de un abordaje más complejo. Por eso, es importante que la paciente con síntomas acuda al médico”.

Según puntualiza la especialista, en casos de menopausia, las opciones de tratamientos dependen siempre de las contraindicaciones particulares de cada paciente y la coincidencia con otros síntomas asociados al climaterio. 

Ante ese panorama, se plantean las terapias hormonales de reemplazo por vía oral (pastillas) o por vía local (cremas y tabletas vaginales), que son permanentes, e inician con una dosis de ataque que suele continuar con otras de mantenimiento.

Asimismo, existe la opción de infiltración de plasma rico en plaquetas a nivel vaginal, que produce una regeneración celular de elastina y colágeno a nivel de la mucosa, en sólo dos aplicaciones anuales.

Fuente Globovision/Salud