Murió la leyenda del béisbol cubano Conrado Marrero

24.04.2014 10:51
Notiyaradigital

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Según este familiar, el pelotero no quiso tomar alimentos y su deceso se produjo sobre la una y 30 hora local de Cuba

Conrado Marrero, legendario pitcher que se abrió paso en las grandes ligas a fuerza de control y picardía pese un físico diminuto, murió el miércoles, dos días antes de cumplir 103 años, según confirmó un nieto. Era el ex pelotero de las mayores más viejo con vida.

“Se levantó en la mañana y estaba como ido”, dijo a la AP en conversación telefónica su nieto Rogelio Marrero, quien vivía con el deportista en un apartamento. “Respiraba pero con los ojos en blanco”.

Según este familiar, el pelotero no quiso tomar alimentos y su deceso se produjo sobre la una y 30 hora local de Cuba.

El deportista iba a cumplir 103 años el próximo viernes y hasta la fecha se mantenía lúcido, de buen ánimo y solía contar anécdotas sobre su pasado, pese a una catarata en los ojos y una operación de cadera desde 2011 que prácticamente le impedía caminar.

Conocido en Cuba como el “Guajiro del Laberinto”, por el nombre de la finca en la que se crió en el pueblo de Sagua, unos 350 kilómetros al este de la capital, y en Estados Unidos como “Connie”, Marrero tenía 39 años en 1950 cuando lo contrataron los Senadores de Washington. Jugó hasta 1954 y terminó con récord de 39-40, un promedio de carreras limpias de 3.96 y un total de 297 ponches. En 1951 fue elegido para participar en el Juego de Estrellas, pero no llegó a intervenir en el encuentro.

Marrero no tenía demasiada fuerza en el brazo, pero lo compensaba con un amplio repertorio de bolas rompientes, de nudillo y cambios de velocidad. Tenía una curiosa forma de tomar impulso para lanzar, que Felipe Alou describió alguna vez como “una mezcla de molino enloquecido y pato salvaje que trata de volar hacia atrás.

Nació el 25 de abril de 1911 y comenzó su carrera jugando como tercera base. Debutó en el montículo por accidente en 1935, cuando su equipo de Sagua no tenía ningún pitcher disponible. Ganó el juego y de ahí en adelante el equipo le pidió que siguiese lanzando.

Más adelante jugó con Cienfuegos, Almendares, Marianao y La Habana, y brevemente en la liga mexicana, con los Indios de Juárez, en 1945. También integró la selección cubana.

Llegó a los 100 años ciego, con problemas auditivos y en silla de ruedas. Se entretenía escuchando transmisiones de partidos de béisbol por radio, a menudo con un puro en la boca que masticaba.

Texto y Foto/AP