Sofía Nunes:Vergüenza periodística yaracuyana (Opinión)
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Foto Vía Facebook
Advertencia: Como esto va a herir la susceptibilidad de muchos aclaro que lo emitido a continuación no es con todos, pero... Al que le quede el guante: que se lo ponga!!!
Ante todo un saludo a todos mis "colegas" a esos que esconden su mediocridad comunicacional detrás de la palabra "licenciado(a)", que, aunque tengo a muy pocos en esta red social, estoy segura que se van a enterar.
Hoy siento profunda pena, vergüenza ajena de ser periodista, debido a la conducta que tienen muchos de mis estimados, respetados y honorables colegas.
Una venta de teléfonos celulares fue el escenario perfecto para que se desbordara tanta miseria humana y avaricia.
Una larga cola de "profesionales" se formó para comprar celular barato. Unos pocos colegas decentes (gracias a Dios todavía quedan) compraron un telefonito y se retiraron como lo hace la gente normal. Sin embargo, otros aprovecharon la ocasión pa' llenarse los bolsillos, lo que demuestra el por qué los políticos tienen catalogados a los periodistas yaracuyanos como unos reverendos lambusios.
Colegas que se volvieron locos, comprando de tres a seis teléfonos como si el mundo se acabara mañana, y que a los pocos minutos descaradamente colocaban en su pin "los vendo", es decir, se convirtieron en vulgares y bajos revendedores.
Por si fuera poco, también habían diputados del CLEY y uno (a) que otro (a) presidente de algún instituto del gobierno comprando teléfono baratico. ¿Me van a decir que ellos no tienen poder adquisitivo suficiente pa' comprarse un celular y darle ese chance a alguien que realmente le cueste mucho tenerlo?...
Señor Julio León, gracias por las atenciones para los colegas, pero sepa que por más teléfonos que les vendan baratos seguirán hablando pestes de su gestión, sobre todo los bozaleados, esos que cobran por la secretaría sin trabajar y aun así, le siguen echando mierda, y sobre todo, jamás le van a dar un voto a la revolución.
Que triste el solo hecho de pensar que a muchos de mis colegas le tapan la jeta y los mantienen contentos con una venta de teléfonos, un jornada de pernil baratico y una fiesta o cestica con whisky 18.
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