Tercera batalla de Maturín fue la última victoria patriota antes de caer la Segunda República

14.09.2014 20:01
Notiyaradigital

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Cinco grandes acciones de armas se dieron en la capital del actual Estado Monagas a lo largo de la Guerra de Independencia

 

El 12 de septiembre de 1814 tuvo lugar la cuarta batalla de Maturín, en la cual una fuerza patriota con poco más de 3 mil efectivos al mando de José Francisco Bermúdez enfrentó y derrotó al ejército realista de Francisco Tomás Morales, integrado por 6.460 hombres.

LA TUMBA DE LOS TIRANOS

Si alguna población venezolana merece el título de ciudad heroica por los hechos de armas de la que fue escenario, es sin duda Maturín. Se dice que por la bravura de sus habitantes, la mayoría comprometida con la República a lo largo de la contienda frente a España, el Libertador la denominó Tumba de los Tiranos.

CINCO BATALLAS EN MATURÍN

Cinco grandes acciones de armas se dieron en la capital del actual Estado Monagas a lo largo de la Guerra de Independencia. La primera, tuvo lugar el 20 de marzo de 1813. Los patriotas del Ejército de Oriente derrotan a Domingo de Monteverde. En esta acción se destacó el cuerpo de mujeres dirigido por Juana la Avanzadora.

La victoria fue tan significativa, que debilitó seriamente el poder del gobernante realista. Se le compara con la batalla de los Taguanes, donde en agosto de ese año, ya culminando su Campaña Admirable, Bolívar venció a las fuerzas de Monteverde, con lo que terminó de desplomarse el régimen español impuesto en Venezuela en julio de 1812.

La segunda Batalla de Maturín, se libró el 13 de abril de 1813. La tercera el 25 de mayo del mismo año, en ambas vencieron las armas patriotas.

LAS ÚLTIMAS DOS

La cuarta batalla de Maturín se libró hace 200 años, el 12 de septiembre de 1814. Y la quinta y última, el 11 de diciembre de 1814. En esta se midieron las huestes comandadas por Francisco Tomás Morales con los centenares de patriotas que le aguardaron en la ciudad. Morales había asumido el mando realista a raíz de la muerte de Boves en Urica,

Esta quinta y última acción de armas de Maturín, siete días después de la batalla de Urica, enfrentó de nuevo a Morales con los patriotas. Sin embargo en esta ocasión, la derrota de los independientes fue total, quedando definitivamente liquidado cualquier aliento de resistencia militar contra España por los dos años siguientes cuando, tras el desembarco del Libertador en costas venezolanas al frente de la Expedición de los Cayos, se reanude la lucha independentista en Tierra Firme, de modo organizado y con capacidad de fuego.

“ANTES DE PASCUAS…”

El 19 de septiembre de 1814, doce días después de la deposición del Libertador y de Santiago Mariño del mando supremo de la República, que los obligó a partir al exilio de Cartagena, el general José Félix Ribas escribió una extensa carta a su hermano Juan Nepomuceno. A la vez que arroja gran cantidad de infundios contra el jefe desplazado, de quien por lo demás era tío, afirma que una vez sustituido Bolívar, ahora sí se impondría el orden en las fuerzas republicanas. Y con un optimismo rayano en el delirio, en momentos del más dramático fracaso del proyecto independentista, afirma “antes de Pascuas estaremos en la Capital (Caracas)” .

Con poco más de 3 mil hombre Bermúdez enfrentó a más de 6 mil realistas

Tanto Ribas como Piar, al momento de orquestar su complot contra el Libertador, se dejaron arrastrar por una desenfrenada ambición de ser “los primeros jefes”. Y se equivocaron al calibrar la fortaleza de José Tomás Boves, Francisco Tomas Morales y de otros jefes realistas menores que avanzaban desde del centro y oriente para confluir entre Maturín, Cumaná y Urica, en torno al caudillo asturiano, quien se acercaba lentamente desde Calabozo.

ERROR DE ORIGEN

El ambiente de insubordinación y mutuo desconocimiento que condujo a la expulsíón el 7 de septiembre de 1814, del Libertador y del general Mariño de Venezuela por parte de José Félix Ribas y Manuel Piar, proyectará su sombra fatídica sobre los sucesos que acontecerán hasta la definitiva liquidación de aquellos núcleos patriotas que, en los meses finales de 1814, dieron el frente a las huestes de Boves y Morales.

Una errada disposición estratégica en la organización político-territorial de la República signaría el curso definitivo de la Guerra a Muerte de 1814. Así, al levantamiento de los grupos de esclavos, peones y artesanos que se enrolaron tras la figura de Boves, se aúna, como factor de desplome de la II República, la creación de dos estados separados, uno de Occidente bajo la conducción de Bolívar, y otro en Oriente, cuyo jefe era Mariño. Ello impedirá la indispensable subordinación a un mando único en la guerra.

Así como en el primer momento Mariño no obedecía a Bolívar por considerarlo su igual, tampoco Bermúdez en 1814, respondería ante el Libertador como su superior, sosteniendo que su autoridad y grados militares habían sido dados por el Estado de Oriente. Y el efecto trágico de dicha organización territorial dejará secuelas en casi todos los combates. Sin embargo, en medio de dos degollinas, la del 17 de agosto en Aragua de Barcelona y la de Urica el 5 de diciembre, sorprende el triunfo de Maturín del 12 de septiembre de 1814, dado contra toda posibilidad de fuerzas y logrado como resultado solo del coraje, el riesgo y temeridad de los patriotas.

BERNARDO BERMÚDEZ

En la primera Batalla de Maturín del 20 de marzo de 1813 tuvo lugar una grave discordancia de criterios entre el jefe superior Manuel Carlos Piar y José Bernardo Bermúdez. A raíz de la misma, una vez expulsados los realistas de la ciudad, Bermúdez se ve obligado a irse de Maturín, tomando rumbo a Trinidad. Es capturado en el mar, frente al Golfo Triste por fuerzas españolas.

José Bernardo, uno de los firmantes del Acta de Chacachacare, es entregado en Yaguaraparo, al realista Cervériz, quien lo hace asesinar el 8 de agosto de 1813. Este hecho marcará la perpetua enemistad entre el generel José Francisco Bermúdez, hermano de la víctima, y el General Piar, a quien culpó siempre por la muerte de su hermano. Esto explica el hecho de que Piar, a la cabeza de varios centenares de soldados en Güiria, se abstuviera de unirse a los patriotas de Maturín comandadas por Bermúdez.

La discordia en caracteres turbulentos y en tiempos de débil afirmación de los mandos supremos de la República, para quienes lo único definitivamente claro era el propósito de expulsar a los españoles, aflorará constantemente en Orienta y sólo encontrará alivio tras la consolidación de Angostura como capital y la apertura del Congreso Constituyente de 1819 por parte del Libertador.

LA BATALLA

Patriotas y realistas habían construido obras ligeras de campaña, los primeros para su defensa, y los últimos para el asalto. El 12 de septiembre, de acuerdo a los estados de Morales, tomados por Francisco Javier Yanes (Historia de Cumaná) las fuerzas monarquistas contaban con 3.400 soldados de infantería y 3.090 de caballería, en total 6.490 efectivos. Según el mismo Yanes, los republicanos disponían de 1.330 soldados casi todos de caballería. José Félix Ribas por su parte en la carta ya comentada del 19 a su hermano, fija la fuerza patriota en 3,700 jinetes y mil 500 de infantería.

Según Yanes, en la mañana del 12, tras organizar la caballería en dos columnas, Bermúdez toma la ofensiva, encabezando él una columna y Manuel Cedeño la otra. Tras una sostenida acometida inicial del jefe oriental a la cabeza de sus hombres, flaquea en su acción por la escasa cooperación del segundo al mando de la columna, debiendo replegarse. Sin embargo, la sorprendente actividad de Cedeño al frente de la segunda columna, y que convoca la atención de amplios contingentes del enemigo, permite a Bermúdez retomar la iniciativa y, con un derroche de coraje que compensa la inferioridad en el número de efectivos, defiende posiciones y obliga a los hombres de Morales a tocar retirada.

“UNA CARGA INVEROSÍMIL”

Testimonios acerca de esta cuarta Batalla de Maturín, recogidos por Yanes, indican que en un momento en que el encuentro parecía inclinarse a favor de los realistas, Manuel Cedeño, sin medir la superioridad de los cuerpos que tenía por delante, hace un llamado definitivo a su columna y, escoltado por un grupo selecto que aprendió a manejar la lanza con una destreza incomparable, da ”una carga inverosímil, que difícilmente tenga otra que se le compare”. Así, el quiebre de voluntad de combate en las tropas de Morales, si bien en mucho se debió a la resolución de Bermúdez de guiar con denuedo a sus hombres frente a las lanzas enemigas, encuentra en la carga valerosa de Cedeño su nudo fundamental. De allí en adelante todo fue dispersión en el bando enemigo, y Morales abandonó Maturín por el camino de Urica.

Cedeño, quien en los años siguientes sería uno de los cuadros de mayor confianza del Libertador, intervendría en todos los combates de Venezuela entre 1813 y 1817. El 24 de junio de 1821 comandará la II División en la Batalla de Carabobo. Bolívar lo tituló “El Bravo de los Bravos de la Gran Colombia”.

Esta cuarta acción de armas de Maturín constituyó el último triunfo independiente de 1814. No habrá más acciones victoriosas hasta que tres años después, en 1817, se liberase Guayana con las batallas de San Félix y del Cabrián, y la toma de Angostura el 4 de agosto de este último año.

Morales tomó el mando al morir Boves

POR QUÉ PIERDE MORALES

Tres semanas después de su rotunda victoria en Aragua de Barcelona, Morales se presenta, el 7 de septiembre, en Maturín, fijando campamento sin atacar, limitándose al amago y mutuas incursiones sorpresivas que no pasaban de escaramuzas entre ambos bandos. El combate en sí tendrá lugar el día 12. Asimismo, Morales, además de tardar muchos días en llegar a Maturín, no instruyó la persecución de los dispersos y emigrados patriotas que escapaban del desastre de la Villa de Aragua.

Boves hubiese procedido de otra forma: habría aguardado reunir todas las fuerzas monarquistas para confirmar la superioridad numérica sobre el contendiente republicano e instruido persecución. Y quizá allí radica el origen de la desavenencia entre el asturiano y Morales, por la forma en que éste condujo sus operaciones. En el alma de Morales se incubó un odio incurable contra el asturiano, a quien siempre quiso suplantar.

BALANCE DE LA ACCIÓN

¿Era posible revertir el curso de los acontecimientos adversos de los republicanos después de esta cuarta Batalla de Maturín? Si bien ello no resultaba fácil, sí se dieron circunstancias que de haber sido examinadas detenidamente y con disciplina y unidad en los mandos superiores, Ribas, Piar y Bermúdez, hubiesen posibilitado dar a la guerra una orientación distinta a la que desembocó en Urica el 5 de diciembre de 1814.

Claro, para esa fecha el genio de Simón Bolívar no se encontraba entre los combatientes de Venezuela: había sido derrocado y estaba en el exilio.

Han podido Ribas, Piar y Bermúdez, de haber reflexionado en profundidad la situación de esos días, con una fuerza conjunta de más de cuatro mil soldados, buscar a Morales y terminar de liquidar su ejército de unos tres mil efectivos por esos días, y luego dar cara a Boves, quien venía del Centro a la cabeza de poco menos de tres mil hombres.

De otra parte ha de tenerse en cuenta que jefes patriotas con mando en zona particulares del Oriente y Alto Llano como Videau, Estévez, Rojas, Barreto, Zaraza, Monagas y el mismo Cedeño eran adictos unos a Bolívar y otros a Mariño, expulsados por los dos nuevos jefes supremos, Ribas y Piar. Estos, de acuerdo con Vicente Lecuna “sólo poseían 700 fusileros, 300 lanceros y 250 hombres de caballería”, en total 1.250 hombres. En todo caso, y en cuanto a la Cuarta Batalla de Maturín, puede decirse que la desproporción de efectivos da mayor relieve al heroísmo de la fuerza patriota conducida por Bermúdez y Cedeño.

PERFIL DEL GUERRERO

“Compañero [José Francisco Bermúdez] del General Ribas y Piar en Carúpano, vencieron al General Morales en Maturín del 8 al 12 de septiembre, en la que perdieron los españoles 2.200 hombres muertos y 2.100 fusiles. Con adversa fortuna en los Magüeyes contra Boves…hizo soltar el fusil a uno que quería matarlo, diciendo ‘Soy el General Bermúdez’ (…) La expedición de Morillo llegó a la isla de Margarita [17 de abril de 1815] y se le sometieron sus defensores(…)Bermúdez no quiso someterse y reprendiendo a los suyos se embarcó en la Golondrina y, pasando en medio de la escuadra española, los insultó, juró muerte a grandes gritos y cansado de provocarlos, hizo rumbo a las Antillas y luego a Cartagena. Hizo la defensa de la Popa en el sitio de Cartagena, y emigró a los Cayos. Algunos de la escuadra de los enemigos preguntaban ‘¿Qué busca ese hombre?’ Y, otros decían ‘es un loco’ a lo que él contestó ‘Soy el General Bermúdez’.

(…)Comprometido Bolívar en Barcelona [marzo de 1817] hizo retirar [Bermúdez] al español Real con mandarle a decir ‘Bermúdez ha llegado’. Vio el primero a Bolívar al entrar en Barcelona -quien- le dirá lleno de júbilo ‘Vengo a abrazar al Libertador del Libertador”. Su división de mil doscientos soldados desaparece entre muertos, heridos y prisioneros sin que pueda salvarla su valor heroico, en la acción del Calvario de Caracas contra Pereira en 23 de junio de 1821 (…) El nombre y los hechos de armas del General José Francisco Bermúdez no se olvidarán jamás en las generaciones de la antigua Gran Colombia” [Leónidas Scárpetta, Diccionario Biográfico, Bogotá, 1879, pp 48-49]

T/ Néstor Rivero/Historia y Fechas Patrioticas
I/ Edgar Vargas
F/ Cortesía