Trabajo especial de William Ojeda García: San Felipe en la memoria de los niños (fotos)

30.10.2013 15:08

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foto: William Ojeda

 

Que mejor regalo para San Felipe al cumplirse el próximo 06 de noviembre 284 años de haber alcanzado la categoría de ciudad por disposición del rey borbón Felipe V, en 1729, cuando sus pequeños hijos en los bancos escolares se forman como cronistas para que la historia de su pueblo y el palpitar de su gente siga viva en la memoria colectiva y trascienda en los días por venir. Tamaña tarea emprendida por el Cronista Oficial de San Felipe Raúl Freitez a través de un proyecto que adelanta la Zona Educativa con el respaldo de la Universidad Nacional Experimental del Yaracuy, Centro de Historia ,Cámara Municipal, Alcaldía comenzando a dar frutos de una cosecha hermosa que promete futuro.

Muy positiva esta idea de llevar a las aulas escolares el conocimiento histórico, la cotidianidad y quehacer de los pueblos a través de sus cronistas escolares que se sustentan en los propios saberes de la gente quienes sienten y viven el nervio la sociedad.

Sin duda, ello puede contribuir a que los jóvenes se apropien de estos conocimientos , accedan a esas historias que aunque parezcan menudas constituyen grandes legados y en el futuro inmediato ,con perspectivas inteligentes, puedan ser herramientas útiles no solamente para conocer, investigar y abordar temas que tienen que ver con la vida local sino convertirse en multiplicadores por las vías que permiten las comunicaciones y formas de expresar para llevar esos valores de la historia, del patrimonio , identidad y el sentir de un regionalismo cordial para amar y defender lo que nos pertenece.

Y los niños de las escuelas comienzan hacerse dueños de esas historias porque la indagan, la aspiran y se meten en la memoria para darlas a conocer. Los alumnos se enamoran de este proyecto porque sienten que la crónica es algo maravilloso, les llena. Entonces, los niños no son seres invisibles como pareciera para algunos manoseadores de la historia, de sus historias, porque quiérase o no, llevamos la marca de la niñez y siempre debemos tenerla presente y recordarla con alegría y orgullo.

Y lo demuestran estos pequeños escolares: Wendy Camacho del Grupo Escolar Republica de Nicaragua; Karla Delgado de la escuela Trinidad Figueira; Fernando Jiménez Unidad Educativa Cecilia Mujica; Hiliannys Torres de la Escuela Básica La Mosca; Luisana Aguey de la escuela de Marín; Álvaro Álvarez escuela Cecilio Acosta y Josmar Castro de la escuela Alberto Ravell. Todos talentosos recibieron su certificado como los primeros cronistas escolares del Estado Yaracuy.

Esto demuestra que en aulas hay un gran semillero de patria grande, mentes inquietas habidas en conocer las raíces profundas que justifican nuestras vidas capaces de asumir esta digna tarea de difundir el pasado, comprendiendo el presente, mirando el futuro. La difusión de la historia no está reservado solo a letrados de las academias ni para los que exhiben ostentosos pergaminos, también los saberes del pueblo, de la gente común y sencilla son importantes como cronistas de sus vidas, de la vida de las comunidades porque es precisamente allí donde se nutre la misma y puede abrirnos nuevos horizontes en campos abiertos para el conocimiento y aprendizaje.

Las preguntas de ayer seguramente no serán las mismas preguntas de hoy. Las respuestas estarían sujetas al rigor de la investigación, del conocimiento, construcción y reconstrucción de la historiografía que nos permitirá saber quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos. El desafío para los cronistas escolares es grande, gratificante y regenerador, una manera apropiada de construir una nación.

Y este proyecto se pone en marcha haciendo historia. Vemos así que la historia responde a esas huellas de nuestra infancia y entendemos entonces que sin los cronistas seguramente la memoria se perdería en el vacío y sin los niños no tendríamos sociedad, ni historia ni nada. En estas clases de formación vemos en los rostros de los escolares un gran futuro. Tendremos cronistas, tendremos historias y tendremos país.

Ellos son los semilleros del Yaracuy, se meten a conocer la historia, ponen el oído en el pecho de la gente para sentir los latidos del pueblo y así crecer a la mano de sus protagonistas que son precisamente los que construyen la historia. Porque ellos aprenden a insertarse en la construcción de las historias locales, de sus personajes populares, los relatos de los barrios y se dan cuenta que en cada paso que dan sienten un mosaico bendito de la ciudad.

Y ellos, seguramente, comenzaran a escribir la historia de otra manera, escuchando a la gente del pueblo, siguiendo la luz de sus maestros, siempre democratizando su hechura con conciencia, abierta, honesta y libe... La última vez que vimos a Pedro Calzadilla en el Consejo Legislativo de Yaracuy dijo que esa nueva forma de narrar, escribir y reconstruir la historia debe partir del dialogo como la única posibilidad de llevar a su saber que reconozca y amplíe la variedad y complejidad del conocimiento.

Porque sin la memoria popular, el impulso y el palpitar del pueblo sobre su pasado, no es posible generar ese dialogo. Y los escolares intentan tener un acercamiento directo con la memoria histórica de la zona donde residen pudiendo disfrutarla a plenitud a través del conocimiento. Y es lo que hacen desde la escuela.

Y en estos encuentros con los escolares afloro el génesis de San Felipe que aparece en retratos fijados en la memoria de la gente. Distintos episodios marcan su vida. Vida afanosa por irse a lo más lejos del tiempo remontándose a sus raíces. Y con fuerza de su pueblo llega a 284 años de su erección como Ciudad mirando su destino.

Ningún conquistador ni agentes de la divinidad religiosa fundaron la ciudad. Músculos de sus pobladores lograron levantar la ciudad que hoy se presenta en etapas de luchas, sufrimientos y gloria. Fue destruida tres veces, soporto castigo y sobrevivió buscando manera de construir su vida. Se alzó sobre bayonetas y pudo elevarse con dignidad .A San Felipe “El Fuerte” la sorprende un terremoto en pleno acto religioso del Jueves Santo en las tres naves de la iglesia Nuestra Señora de la Presentación cuando el Vicario Bernardo Mateo Brizón le lavaba los pies a 12 niños la tarde del 26 de marzo de 1812 y la ciudad se redujo a dolor, desolación y escombros.

En Caracas el cura dominico Francisco Mota, arrastrado a la corona, decía sobre huesos dejados por el cataclismo que esta desgracia del pueblo venezolano “era un castigo por haberse sublevado al Rey Fernando VII, un bendecido de Dios”. En San Felipe “El Fuerte “el Vicario Bernardo Mateo Brizon socorría a las víctimas del terremoto como todo un varón.

Con todo eso el pueblo herido no le pidió permiso a nadie para resurgir a esfuerzo propio sobre sus cenizas. Se comprobó que la ciudad nunca murió, porque está allí, ¡viva! Están los jóvenes estudiantes constructores de nación libre. Esta su pueblo bajo este techo común que nos pertenece. Nos dimos cuenta, para asombro del mundo, que con todos los ataques desmedidos que la ciudad fue y sigue siendo fuerte porque ni el desastre de aquel día ni los que ha tenido que soportar en el curso de su historia, han podido con ella.

Conociendo la ciudad en sus adentros se nos presenta hoy elevada en sus luchas, digna y pura. Esta la ciudad con sus muchachos yéndose en crónicas sensitivas para amarla. Y siente que la ciudad es la escuela que se nos abre como un libro para aprender de ella. Es la madre con su corazón abierto a todos. Están esos muros de San Felipe "El Fuerte” que transmiten enseñanzas de un pueblo mártir acercándonos al conocimiento de nuestra historia. Piedras encajadas al barro, es medula de nuestra identidad. Y San Felipe vive en el recuerdo de todos porque es memoria viva presente y todos somos hijos de ella.

El filósofo Miguel de Unamuno dijo: “La memoria es la base de la personalidad individual, así como la tradición es la base de la personalidad colectiva de un pueblo. Vivimos en y por el recuerdo, y nuestra vida espiritual no es el fondo sino es el esfuerzo que hacemos para que nuestros recuerdos se perpetúen y se vuelvan esperanzas, y nuestro pasado se vuelva futuro”.williansyaracuy@hotmail.com.

 

Rastros de la vieja ciudad

Antigua Iglesia Matriz

Raul Freytez Cronista Oficial de San Felipe

Integrantes del programa de formación de cronistas escolares con el Cronistya Oficial de San Felipe Raul Freytez

Antonio Rivero Bustillo docente facilitador en clases a los escolares

Av Libertador con Av Caracas en San Feipe

Casa del Maestro recién construida

Felipe V

 

 

 

 

Fuente/ Wilian Ojeda/Cultura